Le contamos posturas a favor y en contra.
Los objetos personales en los escritorios de los puestos de trabajo, son una discusión por su utilización o no, ya que se cree en cierta forma que son factores de distracción, pero por otro lado también hay quienes creen que incrementan hasta 25% más en la productividad.
Así lo expone el diario La Nación, en base a un artículo de Bryan Borzykowski de la BBC de Londres, donde se plantea si es conveniente o no permitir a los empleados adornar los espacios con fotos, recuerdos y hasta plantas.
Al efecto, Borzykowski señala, «Muchas empresas de distintos sectores están poniendo límites a los artículos personales que sus empleados pueden tener sobre su escritorio. De hecho, muchas compañías no permiten tener absolutamente nada».
En tal sentido, investigadores de la revista Journal of Environmental Psychology descubrieron que personalizar los espacios, especialmente en una oficina abierta, aporta control y sensación de pertenencia sobre el entorno.
En tanto que el especialista, Chris Cutter, considera que el motivo para impedir el estar rodeado de objetos personales es que muchas compañías conservan una visión autoritaria sobre el trabajo, donde muchos directivos creen que cuanto más limpio es el espacio, más productivos son los empleados.
Conexión con la naturaleza; nueva tendencia
El psicólogo Craig Knight se suma al igual que los diseñadores de oficina, a la tendencia en crecimiento de la biofilia, que es la conexión con la naturaleza y que implica la incorporación de plantas en los espacios laborales o la ubicación frente a espacios verdes, tanto en ámbitos laborales, como instituciones educativas o ciudades.
Las teorías son muchas y tal vez se destine bastante dinero en investigaciones que podrían suplirse con la simple aplicación del sentido común.
La nota continúa que no es necesario ser un experto en recursos humanos para descubrir que una situación de este tipo no agrega nada bueno, y que lo grave sería que si las empresas que gozan de condiciones óptimas ambientales no brinden la importancia merecida.
A lo que se agrega que esto da paso a la segunda instancia, cual es la personalización, que además es gratis para las compañías porque lo aportan los mismos empleados.
Exigir un lugar de trabajo despejado de objetos personales implica una mutilación simbólica de la vida personal, porque obliga a desprenderse de todo aquello relacionado a los afectos.