La historia fue contada en uno de los principales foros de negocios de aquel país en primera persona.
Se trata Jessica Schvarzman, profesional en administración de empresas y que hasta hace poco era analista de cuentas a pagar en una empresa y donde le toco vivir en carne propia el avance de la tecnología obligandola a cambiar su puesto de trabajo.
De hecho, luego de lo sucedido contó que «la buena noticia es que que lo que hago ahora es más divertido» versus lo que hacía antes que podía ser totalmente automatizado, cosa que pasó.
La interesante disertación fue cubierta por el diario La Nación en el marco del Coloquio de IDEA desarrollado ante más de 1.000 empresario locales y que concluyó recientemente en Buenos Aires.
Transición
«Antes, el trabajo rural imperaba. Hoy, sólo 2% de las personas hacen actividades rurales; fueron reemplazados por máquinas y fertilizantes. En ese camino del campo a las ciudades, para trabajar en fábricas y después en oficinas, nadie imaginó que el trabajo podía ser reemplazado por robots», explicó.
La tecnología no la dejó sin trabajo, sino que cambió de puesto en la misma empresa y hoy es parte del equipo del área Robotic Process Automation Team de la misma empresa, en la que trabajan 50 personas con distintos perfiles, desde programadores hasta contadores.
«Dentro del proceso de transformación pasamos distintas etapas hasta que llegamos a un momento donde estaba todo se empezó a automatizar. Los procesos eran pasibles que los hiciera un robot y nos permitió enfocarnos en otras tareas. El que no se adapta a esto, no va poder competir en el mercado», mencionó.
«La realidad es que la mayoría de las profesiones del futuro que, pero estimó a la vez la presencia de una gran cantidad de médicos, ingenieros, abogados en ciberseguridad entre otros más, y otros se debe definir en qué marco se pretende trabajar», concluyó.