¿Cómo Aprenden Coca Cola, Nexflix y Amazon de sus Errores?

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Equivocarse puede ser parte del proceso de éxito.

Líderes de RR.HH, instarían a sus empresas y compañeros a cometer más errores y asumir más fracasos? Es lo que se pregunta la prestigiosa revista Harvard Business Review, sobre cómo grandes multinacionales aprendieron de sus errores.

Cuenta el caso de James Quincey, director ejecutivo de Coca-Cola, quien luego de asumir el cargo en mayo de este año, pidió a los mandos intermedios que superaran el temor al fracaso que había inundado la compañía desde el fiasco de la «New Coke» de hace tantos años. «Si no cometemos errores, no nos estamos esforzando lo suficiente», aseveró.

También el CEO de Netflix, Reed Hastings, a quien le preocupaba que su increíblemente valioso servicio de streaming tuviera demasiados programas de éxito y apenas cancelara nuevas producciones. «Nuestro porcentaje de acierto es muy alto en este momento, tenemos que correr más riesgos, intentar cosas más atrevidas y deberíamos tener una tasa de cancelación general más alta», dijo en una conferencia de tecnología.

Incluso el director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, posiblemente el empresario más exitoso del mundo, argumenta de la manera más directa posible que el crecimiento y la innovación de su empresa se basan en sus fracasos.

«Si vas a hacer apuestas audaces, vas a hacer experimentos», explicó poco después de que Amazon comprara Whole Foods. «Y por lo tanto, no sabes de antemano si van a funcionar. Los experimentos son, por su propia naturaleza, propensos al fracaso. Pero unos pocos éxitos grandes compensan las decenas y decenas de cosas que no salen bien», recalcó.

Pareciera muy fácil de entender como difícil de poner en práctica para la mayoría de los profesionales. Muchos de estos mismos líderes y organizaciones viven con miedo al error y la decepción, razón por la que tampoco logran muy poca creatividad e innovación.

Si uno no está dispuesto a fracasar, no estará preparado para aprender, y a menos que las personas y las organizaciones logren aprender a la misma velocidad que el mundo cambia, tampoco lograrán crecer y evolucionar.

Autorizados para pifiarla, meter la pata y fallar

Entonces, ¿cuál es la forma correcta de equivocarse? ¿Existen técnicas que permitan a las organizaciones y las personas apreciar las conexiones necesarias entre los pequeños fracasos y los grandes éxitos?

La Universidad Smith, de Massachusetts (EE. UU.), ha creado un programa llamado «Fracasando Bien» para enseñar a sus alumnos lo que nos convendría aprender a todos. «Lo que estamos intentando enseñar es que el fracaso no es un fallo del aprendizaje, sino su función», explicó en un artículo del New York Times, Rachel Simmons, quien dirige la iniciativa.

De hecho, cuando los estudiantes se inscriben en su programa, reciben un Certificado de Fracaso que les declara «autorizados para pifiarla, meter la pata y fallar» en una relación, proyecto, prueba y cualquier otra iniciativa que parezca sumamente importante.

Los alumnos que están preparados para gestionar el fracaso y la frustración son menos frágiles y más audaces que los que aspiran a la perfección y un rendimiento impecable, lección que valdría la pena aplicarla a los negocios.

El CEO de Domino’s Pizza desde 2010, Patrick Doyle, ha tenido una racha de siete años de las más exitosas de cualquier dirigente empresarial en cualquier campo. Pero todos los triunfos de su compañía se basan en la voluntad de asumir y enfrentarse a la posibilidad de errores y decisiones equivocadas.

Durante una presentación a otros CEO, Doyle describió dos grandes desafíos que se interponen en el camino de las empresas y las personas más honestas respecto al fracaso; el es algo que él llama «el sesgo por omisión»: la realidad de que la mayoría de las personas con una idea nueva decide no sacarla adelante porque si lo intenta y no funciona, el revés podría perjudicar su carrera.

El segundo desafío consiste en superar lo que llama » la aversión a la pérdida»: la tendencia de la gente a jugar para no perder lo que se tiene en lugar de jugar para ganar lo que no se tiene porque, explica, para la mayoría de nosotros «el dolor de la pérdida es el doble que el placer de ganar».

Crear «el permiso para fracasar es energizante», explica Doyle. También una condición necesaria para el éxito. Por eso tituló su presentación, con permiso de la película Apolo 13, «El fracaso sí es una opción». Y esa puede ser la lección más importante de todos. Pregúnteselo si no a Reed Hastings, Jeff Bezos o al nuevo CEO de Coca-Cola: no hay aprendizaje sin fracaso, no hay éxitos sin contratiempos.

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