Los líderes desempeñan un papel crucial en cualquier organización. ¿Qué deberíamos hacer ahora mismo para preparar a nuestros líderes para los desafíos del futuro, sobre todo cuando tal vez ni siquiera sepamos cuáles serán?
En esta serie, hemos analizado cómo el cambio en el lugar de trabajo ha generado algunas ideas nuevas y muy desafiantes que los líderes empresariales deben abordar. Detrás de la transición hacia el trabajo híbrido, las semanas de cuatro días y los patrones de trabajo flexibles se esconde un creciente reconocimiento de que los empleados están avanzando hacia niveles cada vez mayores de autonomía. No se trata solo de dónde o cómo trabajan los empleados, sino también del desarrollo profesional, las habilidades y la formación.
Además de estos, la igualdad de oportunidades, la diversidad y la igualdad de condiciones son cuestiones que cada vez son más importantes para los empleados y los futuros empleados. La tecnología está posibilitando e impulsando gran parte de este movimiento, y es probable que la IA acelere esta tendencia. También proporciona una voz, a través de las redes sociales, a través de la cual las personas pueden expresar lo que realmente sienten.
Al mismo tiempo, las empresas necesitan crecer, adaptarse y cumplir las promesas que hacen a los clientes, así como a toda una serie de otras partes interesadas. Los líderes de esas empresas están allí para garantizar que esas necesidades se satisfagan, e incluso se superen. En resumen, son los responsables últimos de la dirección y la expresión de la cultura mediante la cual se cumplirán esas promesas.
Líderes: ¿nacen o se hacen?
Por lo tanto, el estilo de liderazgo es fundamental. Ya hemos visto antes cómo la amabilidad es una parte vital de cualquier cultura exitosa. A esto se suma la idea de que el liderazgo puede ser una función cooperativa; que ningún líder puede tener todas las respuestas; que ser líder implica estar abierto a ideas y nuevas formas de pensar, y que la flexibilidad y la voluntad de formar equipos en torno a una cultura central que aborde tanto las necesidades de la empresa como los valores de los empleados son de vital importancia.
También hemos abordado la necesidad de estar al tanto de todo lo que ocurre, tanto formal como informalmente, y estas son habilidades cruciales para cualquier líder. Los líderes deben estar totalmente atentos a los aspectos críticos de la cultura y la estrategia, y saber exactamente cuándo intervenir, cuándo reconocer los momentos que realmente importan, dar elogios y reconocimiento, y estar atentos a la dinámica de su gente y sus equipos.
Existen lo que hemos denominado anteriormente «fundamentos básicos», pero cuando se trata de su ejecución, el liderazgo debe poder demostrar los más altos estándares. Se espera mucho de nuestros líderes en cada momento de cada día, por lo que la forma en que se adaptan a las circunstancias cambiantes requiere que tengan los más altos niveles de conciencia y las habilidades necesarias para ello.
La evolución del líder
¿Cómo evolucionará entonces el papel del líder frente a estos desafíos multifacéticos? ¿Son mutuamente excluyentes (autonomía y crecimiento) o son dos caras de la misma moneda?
Hay que responder a estas preguntas. Una cosa es intentar desarrollar nuestro talento interno, pero tenemos que saber con qué fin estamos creando y fomentando ese talento. La naturaleza deplora el vacío. El liderazgo tiene que tener un propósito y una dirección. En este momento, en todo el mundo, se están planteando preguntas críticas sobre los estilos de liderazgo. Esas mismas preguntas se están planteando en el mundo empresarial y las respuestas son igualmente cruciales. ¿Autonomía o autocracia? ¿Flexibilidad o centralidad? En este momento, más que nunca, la forma en que respondemos a estas preguntas realmente importa.