En un contexto cambiante con grandes presiones en el lugar de trabajo, los líderes deben reconocer la importancia de abordar la soledad, crear conexiones y fomentar relaciones reales.
Una encuesta realizada este año por la American Psychological Association de Estados Unidos reveló una estadística sorprendente: el 45% de los trabajadores de entre 18 y 25 años afirman sentirse solos en el trabajo. Siguiendo los cambios demográficos, se trata de un indicador crítico de que los empleos están fallando a una gran parte de su personal.
Arthur C. Evans Jr., director ejecutivo de la entidad, afirmó: «La demografía del lugar de trabajo está cambiando y los trabajadores más jóvenes son los que parecen tener más dificultades para adaptarse».
El costo oculto de la soledad
La soledad es más que un sentimiento; es un costo oculto. Mientras navegamos por el lugar de trabajo «conectado», demasiados miembros del equipo deambulan por los pasillos virtuales y físicos, sintiéndose invisibles, no escuchados y desconectados. No es una preocupación pasajera, sino un problema persistente.
El cirujano general Dr. Vivek Murthy, de Estados Unidos, señaló en un informe de 2023: «La soledad y el aislamiento social aumentan el riesgo de muerte prematura en un 26% y un 29% respectivamente. En términos más generales, la falta de conexión social puede aumentar el riesgo de muerte prematura tanto como fumar hasta 15 cigarrillos al día».
La investigación muestra que, incluso antes de la pandemia, el 76% de las personas tenía dificultades para conectar con sus compañeros de trabajo y el 58% describía sus relaciones sociales en el trabajo como superficiales. Estas cifras resaltan un problema creciente que, si no se aborda, puede dar lugar a importantes desafíos organizativos. Algo que es peor con los trabajadores jóvenes. Se demostró que la soledad tiene graves consecuencias. Afecta a la salud mental y física, disminuye la productividad e impulsa la rotación de personal.
Un metaestudio que abarcaba datos de 113 países descubrió que los niveles problemáticos de soledad son una experiencia común en todo el mundo. Si pensabas que era simplemente una cuestión personal, ¿qué hay de las implicaciones económicas?
Los trabajadores más jóvenes, los más afectados
Los trabajadores más jóvenes son especialmente vulnerables a los efectos de la soledad. Al incorporarse al personal en un momento de rápidos cambios, muchos miembros recientes de los equipos se encuentran con dificultades para establecer conexiones significativas en los lugares de trabajo. Los modelos de trabajo a distancia e híbridos, aunque ofrecen flexibilidad, intensifican estos sentimientos de aislamiento.
Muchos jóvenes se sienten a la deriva sin las interacciones cotidianas y casuales que se producen de forma natural en una oficina física.
La encuesta de la Asociación psicológica también resaltó que el 48% de los trabajadores jóvenes sienten que sus ideas no son valoradas por los compañeros de más edad, lo que puede estar agravando la situación. Es un punto delicado que puede perjudicar aún más la sensación de desapego.
Los riesgos de ignorar la soledad
Las personas desmotivadas y las invisibles no sólo aguantan en silencio, están mal, son improductivos y no tienen la sensación de pertenecer. En una conversación con Forbes, el empresario Aaron Hurst dijo: «Para mí, pertenecer es cuando sentís que formas parte de un grupo de personas, donde se satisface tu necesidad neurológica de una tribu. Y cuando no tenés eso, empezás a moverte hacia una mentalidad de competencia, perdiendo empatía y cerrando tu disposición a asumir riesgos. Por desgracia, creo que eso ocurrió en el lugar de trabajo».
A medida que el mundo gira más rápido ( y estar ocupados se convierte en normal) la espiral de la soledad se estrecha y la pertenencia disminuye. Las relaciones son la base de un lugar de trabajo saludable. Sin ellas, todo lo demás empieza a desmoronarse, incluida la productividad
El informe demuestra este punto. En el caso de los trabajadores jóvenes de entre 18 y 25 años, sólo el 46% declara un alto nivel de productividad en el trabajo, mientras que el 74% de las personas de 58 años o más cree que es muy productivo. ¿Coincidencia?
El trabajo de los líderes
Los líderes tienen que actuar y hacerlo pronto. Abordar la soledad entre los trabajadores más jóvenes requiere un cambio en la forma en que los líderes enfocan la cultura del lugar de trabajo. Algunas de mis sugerencias son:
– Implantar programas de tutoría: la tutoría intergeneracional puede salvar distancias y fomentar un sentimiento de pertenencia. Estas relaciones ofrecen orientación y conexión, ayudando a los trabajadores más jóvenes a sentirse apoyados y valorados.
– Cultivar conexiones reales: profundizá en las interacciones con los jóvenes. Los líderes deben crear oportunidades para un engagement significativo a través de actividades auténticas de creación de equipos (pensá en grande, como actividades de voluntariado o salidas grupales).
– Apoyá la salud mental: los recursos relacionados con el bienestar mental deben ser fácilmente accesibles e integrarse en la cultura del lugar de trabajo. Estos programas son esenciales para ayudar a los miembros jóvenes del equipo a gestionar el estrés, la ansiedad y los sentimientos de aislamiento.
– Reevaluar las prácticas de trabajo a distancia: el homeoffice no debería equivaler a relaciones distantes. Las reuniones virtuales regulares y las oportunidades de interacciones en persona programadas de forma constante son cruciales para mantener un sentido de comunidad con los jóvenes.
Construir relaciones
La soledad es un desafío de liderazgo que demanda atención urgente. A medida que aumentan las presiones en el lugar de trabajo, los líderes deben reconocer la importancia de abordar la soledad, crear conexiones y fomentar relaciones genuinas entre los trabajadores más jóvenes.
Incluso el Reino Unido tiene un Ministro de la Soledad, quizás sea posible empezar por ahí para cambiar nuestros lugares de trabajo: un director de soledad en Recursos Humanos.